sábado, 11 de agosto de 2012

Jefe de la Mara ( BOSS )


COMBATE DEL ESTADO A LAS MARAS.


La asociación ilícita. (Ley de anti-mara)
Los delitos que los mareros cometen van desde robos simples hasta operaciones complejas con características de comandos paramilitares, crímenes por encargo, el paso por la frontera de ilegales y disputas de territorios por el control y el manejo de drogas. Los mareros son también utilizados, sobre todo los más jóvenes, por los carteles de la droga. Son la carne de cañón de los barones del narcotráfico: a sueldo, aprovisionados de dinero, armas pesadas y drogas para consumo propio, son pagados para introducir el comercio y vigilar la zona.
Sus filas están formadas en su mayoría por jóvenes pobres y sin educación, lo que los deja en una situación de exclusión social sin inserción en el sistema. Los más arrojados suelen ser los miembros más jóvenes, de apenas 12 o 13 años de edad, quienes desean ganar status en la mara. También utilizan a los inmigrantes recién llegados, los cuales son más baratos y temerarios, al venir de situaciones de una pobreza extrema. Cabe aclarar que no sólo de pobres e inmigrantes se nutren las maras, ya que entre ellos se puede encontrar a personas que han pertenecido a las fuerzas armadas y de seguridad de países centroamericanos. Algunos de éstos provendrían del área de inteligencia y fuerzas especiales. Por otro lado, han resurgido las agrupaciones clandestinas de represión a la manera de los Escuadrones de la muerte, ahora conocidas como la temida “Sombra Negra”, que se dedican a secuestrar o “eliminar” a objetivos seleccionados dentro de las maras. Se ha detectado la presencia de, entre otros, miembros de la policía como integrantes de estos grupos.
Varios países centroamericanos han legislado para intentar frenar este problema. En julio de 2003, Honduras promulgó reformas a su Código Penal, que culminaron en la mal llamada Ley antimara, la cual desató una campaña inmediata de detenciones.
Tres meses después, en octubre de 2003, El Salvador aprueba una mal llamada ley anti-mara que define como marero a todo aquel “que se reúna habitualmente, que haga señas o tenga símbolos como medio de identificación, que se marque el cuerpo con cicatrices o tatuajes”, la cual dio origen a detenciones muy controversiales. En Honduras, al año siguiente (2004), se procedió a la tipificación del “Asociación ilícita” regulado  en el articulo 332 del código penal, que facilita la detención a los cabecillas o jefes de pandillas o el tan solo hecho de pertenecer a estas bandas.

Reclutamiento e Integracion de Mujeres a la Mara


LA INTEGRACION DE LAS MUJERES A LAS MARAS.
Los roles de los sexos en las maras son los tradicionales, fijados por una sociedad machista. En un principio, las jóvenes sólo tenían el rol de ser las novias de los mareros, y si participaban en forma activa de las “acciones” de la pandilla, era solamente para servir de mensajeras o “correos”.
Pero actualmente las jóvenes adoptan más y más las costumbres de sus compañeros: ejercer la violencia, usar armas y tatuarse al igual que los muchachos. Ej. El famoso caso de la diabla.
El rito de iniciación de las muchachas en las maras tiene dos variantes: la “tradicional” golpiza de los trece segundos; la otra es el contacto sexual obligatorio con el jefe, cabecilla de la mara.
La mayoría de las jóvenes que ingresan en las maras tienen entre 16 y 18 años y, en general, permanecen menos tiempo que los muchachos. Muchas son atraídas por la aparente fraternidad de la “Mara” pero al poco tiempo se dan cuenta que los esquemas de poder son los mismos que en los de la sociedad en general. Mientras que los jóvenes dicen ingresar a la mara para recibir “respeto” y ganar poder, las jóvenes van en busca de la amistad que no encontraron en otros ambientes. La mayoría de las jóvenes se alejan de las bandas al quedar embarazadas, lo que sucede con mucha frecuencia, puesto que poco y nada se sabe de métodos anticonceptivos. Todas dicen desear un futuro mejor para sus hijos, lo cual es un deseo que suele ser muy difícil de llevar a la práctica.
Las jóvenes que roban, se drogan, tienen relaciones sexuales con los “homeboys”, se tatúan y utilizan la violencia, rompen con muchos más tabúes que los muchachos, reciben una condena mucho más dura de parte de la sociedad y les resulta enormemente más difícil separarse de la mara y reinsertarse en la sociedad.
La religiosidad está también presente en la vida de los mareros. Muchos se consideran, paradojalmente, creyentes, y las iglesias son espacios neutrales, respetados cuando hay pelea. En las iglesias tampoco, por lo general, se porta armas. La idea es que sólo Dios comprende a los mareros, y no los juzga.
Todos los miembros de la mara, al ingresar, reciben un nuevo nombre, o seudónimo. El seudónimo funciona como símbolo de una nueva identidad y también para marcar la doble vida que muchos llevan. Con frecuencia se sabe solamente el apodo de los “homeboys” y no su verdadero nombre.
RECLUTAMIENTO
La violencia de las maras es brutal, impiadosa, injustificada y, sobre todo, visible. Los jóvenes integrantes de las pandillas viven en la calle, ostentan sus cuerpos tatuados y no ocultan su acceso a las armas o su afición por las drogas. Representan la violencia visible y personificada, pero no debemos olvidar que forman parte de una sociedad con una carga de violencia constante en todos sus estratos: violencia de parte de las autoridades y de la policía, y violencia en la esfera privada: el maltrato a las mujeres y a los niños, el machismo, los roles de género, la discriminación: desde las estructuras de poder hasta las estructuras familiares, todo está traspasado por esta cultura de la violencia.
Aproximadamente existe una población carcelaria actualmente de unos 20 mil mareros en diferentes cárceles Ej. Nacaome, Tamara, Ceiba, Comayagua, La paz etc.
Consideran a los miembros de la Mara como su verdadera familia
Son muchos los motivos por los cuales las maras siguen reclutando jóvenes. Es una historia compleja sin soluciones rápidas o unilaterales. Muchos afirman que mientras el problema se enfoque como problema policial y se deje de lado su aspecto social y cultural no se podrá frenar este fenómeno. Las sangrientas guerras civiles con su herencia traumática y la influencia de las pandillas norteamericanas han contribuido a su formación, pero también la pobreza, el desempleo, las corrientes migratorias del campo a la ciudad, la creciente urbanización, el derrumbe de la estructura familiar, los padres ausentes, la búsqueda de la identidad de los jóvenes, la cultura de la violencia siempre presente. Y no menos el problema del hacinamiento: las viviendas ínfimas, donde, estadísticamente, conviven 3 personas en cada habitación, pero donde no es raro que hasta 5 adultos y 5 niños vivan en un sólo cuarto y cocina. En familias donde reina el desempleo, el alcoholismo y la violencia, los niños y jóvenes que no quieren o pueden permanecer en su casa tienen una sola alternativa: la calle. Y ya en la calle son presa fácil de las clicas, que les ofrecen una identidad y la ilusión de pertenecer a una “familia”.
Otras alternativas no existen: el tiempo sobra, los adultos no tienen trabajo, los niños con frecuencia no van a la escuela y no hay canchas de fútbol, bibliotecas, cafés, discotecas o espacios donde los jóvenes puedan reunirse para actividades positivas. Queda sólo el “Barrio” o la “esquina”. Abandonar la escuela es, cuando no causa del ingreso a la mara.
Su consecuencia. Y quien no deja voluntariamente la escuela luego del ingreso a la pandilla, deberá dejarla a la fuerza, puesto que las escuelas cierran sus puertas a los mareros. El temor a la violencia, el uso de drogas, las armas, son motivos atendibles, pero es, a la larga, una situación insostenible.
El contacto con la policía es, más que contacto, un choque. Ambos grupos se aborrecen. Los mareros ven en la policía a sus enemigos y los policías suelen usar violencia no provocada y apalear a los mareros en cuanto se les presenta la oportunidad. Las dos partes recurren a la violencia como la aparente solución de los problemas, lo cual llevan este espiral de violencia a crecer aún más.
La mayoría de los jóvenes integrantes de las maras acaban tarde o temprano en la cárcel. Se calcula que cerca del 70% ha cumplido una condena de prisión al menos una vez (3). La mayor parte por delitos de asalto, maltrato u homicidio.
Si bien existen algunas instituciones para la rehabilitación de jóvenes pandilleros, la gran mayoría acaba en las cárceles comunes, donde se los mezcla con delincuentes comunes y con integrantes de las maras rivales. La situación de las cárceles deja mucho que desear: hacinamiento, malas condiciones de sanidad, prisioneros que permanecen meses y hasta años sin juicio y sin sentencia. En las cárceles se reclutan nuevos adeptos a las maras, lo que hace de este castigo una contribución a la espiral de violencia.
La vida como marero es, desde todo punto de vista, desgastante. De entre los jóvenes que han pertenecido a la mara más de cinco años, 8 de 10 quieren alejarse (según encuestas de la UCA, Universidad Centroamericana y por UNICEF). Pero es un deseo enormemente difícil de realizar, puesto que son jóvenes “marcados” por sus tatuajes y su dependencia de la droga. No tienen trabajo y las escuelas se niegan a recibirlos. Carecen de familia, vivienda y una red social y familiar que los apoye. Hasta ahora ha sido la Iglesia Católica, en colaboración con algunas organizaciones de cooperación internacional, quienes intentan crear espacios donde estos jóvenes puedan recibir apoyo en su reinserción social, pero aún queda mucho por hacer.

Causas para Integrar una Mara


CAUSAS QUE PERMITAN LA PROLIFERACIÓN DE LAS MARAS.
- Desintegración familiar.
- Desempleo 
- Factor socioeconomico
- Desercion Escolar
- Perdida de valores morales y espirituales
- Cuotas de poder en los barrios
- Obtencion de dinero facil (Robos, Asesinatos)
- Rechazo a la sociedad
- Rebeldia en la Juventud
- Induccion directa de amigos
- Falta de amor, cariño, y comprension en hogares
- Deportacion de ilegales de Estados Unidos a Honduras
- La abolicion del servicio militar obligartorio por uno educativo
- Influencia de programas en television de violencia
 
En los barrios en que habitan con un estilo de “vida loca”, sin importarles el mañana, el futuro, y solo el presente, proclamando el lema: “Por mi madre vivo, y por el Barrio muero”. Con los tatuajes se generó una especie de identificación de los integrantes de las maras para demostrar su pertenencia de una familia diferente demostrando lazo de fraternidad al grupo antisocial que tiene afinidad.
Otro aspecto de analizar es la solidaridad entre los miembros de la maras significó una total indiferencia y hasta el desprecio por el resto de la sociedad.
La reacción del gobierno Hondureño no se hizo esperar patrullando las fuerzas armadas y la policía para brindar protección ciudadana, al comprobar la gravedad de la situación de criminalidad producto de los altos índices de violencia, se necesita de emergencia políticas criminales para encarcelar y enjuiciar a los miembros de estas organizaciones delictivas. En el año 2000 los gobiernos estadounidense y de Honduras firman un acuerdo por el cual el país del norte se reservaba el derecho a deportar a todo ciudadano Hondureño que cometiera delito.
En la grafica se puede apreciar la aprehensión de un marero que sembraba el terror en Tegucigalpa.
CARACTERISTICAS DE LAS MARAS
Los símbolos de la Mara Salva trucha son el numero 13 y las letras MS, que suelen tatuarse junto a otros motivos, en diferentes zonas del cuerpo. Lo mismo con el número 18, en el caso de la Mara rival. Sus integrantes se distinguen por tener el cabello rapado, pantalones muy holgados y el cuerpo decorado con tatuajes, sobre todo en los brazos, pecho, espalda y rostro. En las maras de honduras algunos de los cabecillas se distinguen por tatuarse un ataúd por cada vida cobrada de un policía.
Tres puntos en la zona del codo, en los nudillos o en el espacio entre el dedo pulgar y el índice significarían, según algunos, “la-vida-loca”, que es como los jóvenes definen su forma de vida. Otros motivos de tatuaje son: calaveras, cruces gamadas, la imagen de la Virgen -en la mayoría de los casos la Virgen maria, telas de arañas, las dos caras simbolizando la tragedia y la comedia, murciélagos, tigres, dragones, serpientes, alacranes.
Los integrantes de las maras son jóvenes de entre 12 a 35 años, aunque se da el caso de que niños de hasta 9 años de edad se integran a estos grupos. Además de identificarse con los tatuajes, utilizan una especie de código gestual que denota pertenencia. Al principio, se utilizaron muchas palabras y expresiones provenientes del inglés, pero con el tiempo se han substituido por giros locales. Suelen también “marcar” sus zonas de control con graffiti, con símbolos que denotan la mara que “gobierna” la zona. Imágenes religiosas, como la de la Virgen María, o leyendas en estilo gótico son también muy frecuentes. Así como los tatuajes pretenden reflejar la historia del individuo que los porta, los graffiti simbolizarían la “historia” del Barrio.
El ingreso a la mara asume distintas formas según la región o el país. Una de las ceremonias de iniciación en la Mara Salva trucha es que el candidato soporte 13 segundos de golpiza. En este ritual llamado “brincamiento” el candidato se debe pelear con tres pandilleros y en algunos casos con cinco. En otros casos debe pasar por un “túnel” formado por “hommies” quienes se encargan del maltrato. Otra de las obligaciones sería matar a un miembro de una organización enemiga.
El consumo de drogas es cotidiano, desde aspirar pegamento hasta el uso drogas más pesadas como cocaína o crack. Se consume también marihuana, anfetaminas, heroína y otras drogas. El consumo de alcohol también es corriente (cerveza, ron, tequila, guaro, etc). Las armas más usadas son piedras, puñales, machetes, granadas de mano y todo tipo de armas de fuego (pistolas, escopetas de caño recortado, metralletas, etc.).
Las maras son agrupaciones estrictamente jerárquicas, a pesar de semejar “fraternidades”. Los cabecillas son, en general, quienes han demostrado mayor sangre fría en la práctica de los delitos, o quienes poseen una mayor capacidad de liderazgo. Sin embargo, con frecuencia se hacen votaciones -por ejemplo, qué castigo recibirá algún miembro de la mara que haya violado una de sus reglas-, lo que da una cierta ilusión de participación.
Muchas son las reglas que regulan el funcionamiento de las maras, y varían de acuerdo a las regiones. Las reglas más frecuentes son, por ejemplo, la prohibición de alternar con alguien de la mara enemiga y la obligación de participar en toda pelea en la que la mara esté envuelta. Otra regla común es la obligación de reaccionar y responder toda provocación, aunque se esté en condiciones de inferioridad.
Cuando se ingresa a la “Maras”, se ingresa para toda la vida. No está permitido el abandono de la misma, que es considerado como “deserción”. Es aceptado, sin embargo, que los jóvenes que pasan los 30 años lentamente vayan alejándose de la actividad delictiva -“calmarse” o “frenar”-, por lo menos los pocos que tienen la fortuna de no haber terminado en prisión, en el hospital o en el cementerios.

Actividades y Simbologia de las Maras

Actividades
Las pandillas están involucradas en todas las actividades de la delincuencia callejera, como la extorsión o el tráfico de drogas, tanto dentro como fuera del sistema carcelario. Las pandillas también victimizan a las personas con robo y secuestro. La Cocaína es la principal droga de distribución de las pandillas, que han utilizado las ciudades de Chicago, Ciudad del Cabo y Río de Janeiro para transportar drogas a nivel internacional. La urbanización de Brasil ha impulsado el tráfico de drogas a las favelas de Río. A menudo, las pandillas alquilan "vigías" para advertir a los miembros de la cercanía de la policía. Los ambientes densos de las favelas de Río y los proyectos de vivienda pública en Chicago han ayudado a los miembros de las pandillas esconderse de la policía fácilmente.

Las pandillas callejeras suelen tomar el control sobre el territorio en una ciudad en particular y están a menudo involucradas en "brindar protección", una especie de extorsión, pues la "protección" es por lo general de la propia pandilla, o en otras actividades delictivas. La mayoría de los miembros conservan sus afiliaciones a las pandillas cuando van a la cárcel. Muchas pandillas usan frentes organizados para demostrar su influencia y obtener beneficios en un área en particular.
Las actividades son perpetradas contra personas inocentes, propiedades u otras pandillas. Generalmente a esto se lo conoce como "Violencia de pandillas". A lo largo de la historia, tales actos han sido cometidos por las pandillas en todos los niveles de organización. Casi todas las grandes ciudades fueron azotadas por la violencia de pandillas en algún momento de su historia. Las pandillas modernas han introducido nuevos actos de violencia, que también pueden funcionar como un rito de iniciación para los nuevos miembros. i.
Símbolos
Los pandilleros a menudo establecen identificadores distintivos característicos, que los identifican con una pandilla en especial, como por ejemplo graffiti, colores, señales de mano, ropa, joyas, peinados, uñas, lemas la esvástica, el nudo, la cruz, la estrella de cinco puntas, la estrella de seis puntas y tridentes, banderas como por ejemplo la bandera de la Confederación, saludos secretos o códigos de palabras y otros símbolos específicos de grupo asociadas a las creencias comunes de la banda, rituales y mitologías para definir y diferenciarse de los grupos y bandas rivales.
Cualquier falta de respeto al color de un miembro de una pandilla por un individuo no afiliado es motivo de represalias violentas, a menudo por varios miembros de la banda ofendida. Los tatuajes también son identificadores comunes, tales como un "18" por encima de la ceja para identificar a un miembro de la Mara 18. Los tatuajes ayudan a un miembro de la banda a ganar respeto dentro de su grupo, y los marca como miembros de por vida. Pueden ser tatuados con fuego o tinta. Algunas pandillas utilizan más de un identificador, como los Sureños, que llevan pañuelos azules y tienen tajuajes de "13", "XIII", "x3" y "Southside".
Como lenguajes alternativos, se utiliza el lenguaje de señas, los símbolos, insultos, la impresión, la música u otros medios de comunicación específicos de señales de información para amenazar, denigrar, insultar, acosar, intimidar, alarmar, influenciar, u obtener respuestas específicas, entre ellas la obediencia, el miedo o el terror. Un estudio centrado en el terrorismo y los símbolos dice: "... El simbolismo es importante, ya que juega un papel importante en impulsar a los terroristas para actuar y luego en la definición de los objetivos de sus acciones. Ver un signo de pandillas, como la soga, puede ser interpretado como un acto simbólico de "... una amenaza para cometer violencia comunicado con la intención de aterrorizar a otros, causar la evacuación de un edificio, o molestias públicas graves, haciendo caso omiso del riesgo de causar terror y molestias... un delito contra la propiedad o que encierra peligro a otra persona que puede incluir, pero no limitarse a poner en peligro imprudentemente a otra persona, acoso, intimidación étnica, y responsabilidad penal."
El fenómeno social llamado Mara, o fenómeno antisocial, es lamentable su proliferación de pandillas en el país, la policía creo la UNIDAD DE PREVENCION DE MARAS (UPM); su finalidad es rescatar a los jóvenes que integran estos grupos, aproximadamente existen unos cuarenta mil miembros de maras. De acuerdo a las estadísticas se hace una lista detallada de los delitos cometidos con frecuencia.
• Robo
• Posesión distribución de drogas de consumo.
• Violación.
• Homicidio
• Homicidio en grado agravado
• Parricidio en su grado de ejecución.
• Estafas.
• Portacion ilegal de armas.
• Homicidio en grado de tentativa.
• Homicidio culposo.
• Hurtos
• Desacato a la autoridad
• Lesiones.
• Lesiones culposas.
• Homicidio simple.
• Tentativa de robo
• Trafico de drogas y posesión.
• Secuestro.
• Asesinato consumado
• Amenazas a muerte.

sábado, 4 de agosto de 2012

Batman (The Dark Knight Rises)

Asesinatos de las Maras


Criminales extremadamente violentos

La "Mara Salvatrucha" es una extensa organización criminal que opera en la mayor parte de los países centroamericanos y en, al menos, 22 estados mexicanos. Según la INTERPOL, hasta finales del año pasado se habían detectado hasta trescientas "células" de "mareros" (con más de cuarenta mil individuos) que controlan barrios en El Salvador, Guatemala, Honduras y México. Su origen se remonta a 1969 en Los Ángeles, cuando los salvadoreños indocumentados se empiezan a aglutinar para enfrentar a pandilleros. Tras el fin de los movimientos guerrilleros en Centroamérica, militares y rebeldes, extremadamente violentos y acostumbrados a asesinar, emigraron ilegalmente a EEUU donde pasaron a controlar el tráfico de drogas, armas y personas. Ante el aumento de la violencia, las autoridades estadounidenses empezaron a deportarlos a sus países de origen.

Los "maras" son origen de graves problemas de seguridad pública en la mayor parte de Centroamérica al grado que los congresos de El Salvador, Honduras y Guatemala han creado leyes que contemplan severas penas para frenar la violencia que provocan. Incluso, las autoridades de Washington han advertido que la red Al-Qaeda ha entrado en contacto con los jefes "mareros" para lograr introducir terroristas en EEUU.


Mara Salvatrucha y La 18 st


La Mara Salvatrucha y La 18
Conocidas como pandillas juveniles hay que destacar que la primera en formarse es La 18, que se identifica así por estar en esa calle del sector de Rampart en Los Ángeles. Sus integrantes, todos latinos y negros, comienzan a ser liderados por mexicanos, que representan la mayor cantidad de inmigrantes en California.
Pero luego surgen sus contrincantes o enemigos, que son los salvadoreños que forman la llamada Mara Salvatrucha y a partir de ese momento comienzan a librar batallas campales en busca de dominios de territorios.
En escena aparecen jóvenes con sus cuerpos enteramente tatuados, cortes de pelos punk, camisetas
Negras con dibujos de calaveras, saludando con signos y lenguajes corporales propios y herméticos, golpeando en la cara y escupiendo.
Ya para este momento los registros dan cuenta que sólo en Los Ángeles hay 1,350 pandillas
Juveniles integradas por 150 mil jóvenes de entre 11 y 18 años, quienes muestran estadísticas
De muerte con un promedio de mil homicidios al año y 33 mil detenciones por actos reñidos
Por la ley.
Las escuelas se han convertido en los principales lugares de reclutamiento de nuevos miembros para Las pandillas. La adhesión es a veces voluntaria y a veces forzada o inducida con drogas, que se Convierten en adicción y más tarde en sometimiento.
En el instituto secundario Roosevelt, en el este de Los Ángeles, hay instalados detectores de metales Para eliminar las armas en las aulas. Los controles se hacen en la primera semana de clase y durante El resto del año en operativos sorpresa.
En La 18 como en la Salvatrucha, no hay un "padrino" al estilo de la mafia, pero sí un cuerpo de "veteranos" que desde las sombras controlan a las pequeñas células formadas por chicos de apenas 11 años, explicó el oficial de policía John White. Los "veteranos" organizan encuentros Clandestinos con los jóvenes en los que distribuyen armas, entrenan sobre estrategia y enemigos y Comparten la información sobre la policía.
Por ahí los hondureños no se han quedado atrás y especialmente en la Calle de Alvarado de Los Ángeles han tomado como suyo ese terreno para sus fechorías, que van desde el cobro por "seguridad'' a los dueños de negocios, manejo de los teléfonos públicos, tráfico de drogas y asaltos a quienes osen pisar esos territorios.
En los barrios y ciudades que ellos dominan se roban autos, se saquean casas, se intimida a los vecinos. También se "alquilan" esquinas, incluso por horas, a vendedores de droga que no pertenecen a la pandilla. Algunos pandilleros reúnen entre 400 y mil dólares por día con estos "alquileres", dijo White.
Los "cien suburbios en busca de una ciudad" que conforman Los Ángeles incluyen grupos
Vinculados a carteles de droga, pandillas delictivas locales y bandas "no tan sofisticadas ni
Desarrolladas pero con una estructura que recuerda al viejo crimen organizado", explicó el policía Kevin Rogers. Ahora estas dos pandillas tienen sus tentáculos en todo Estados Unidos y cada una se ufana de decir que tienen mayor cantidad de simpatizantes.
La palabra mara
Pero obviamente los creadores de estas pandillas han sido latinos que en determinado momento han sido deportados o simplemente regresan de vacaciones a sus países y es ahí donde comienza la proliferación en América Latina, incluida Honduras.
La palabra mara es, sin dudas, puesta por los salvadoreños y lo usan como una acortación de la palabra "Marabunta'', nombre de una hormiga salvaje que habita en grandes cantidades y Arrasa las junglas amazónicas como una plaga.
Esta acepción de la palabra mara ellos la usaron al identificarse como un grupo de jóvenes que invadieron Estados Unidos, se regaron como una plaga y tomaron un aspecto destructivo dentro de una ciudad tan gigantesca como Los Ángeles.
Al igual que en Estados Unidos, en Honduras surgen numerosas organizaciones de mareros con los más variados nombres, pero todas identificadas ya sea con La 18 o con la MS, abreviatura de la Mara Salvatrucha.